De nuevo soltero

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Adaptarse a un nuevo estado de soltería, después de haber compartido equis años la mermelada, la televisión y los deberes fiscales, entre muchas otras cotidianeidades, puede resultarle al recién estrenado impar una tarea dificilísima, por no saber cómo afrontarlo, o ser el pistoletazo de salida de la carrera hacia una nueva vida

¿Cómo era ser soltero…?

‘La mayoría de mis amigos tenían pareja cuando yo me separé, aunque eso ha cambiado mucho ahora, pero en aquel momento la situación era así y me parecía que no iba a poder hacer infinidad de cosas para las que parecía imprescindible tener pareja: ir de viaje con otros seis amigos, todos emparejados entre sí, asistir a una cena en la que las invitaciones no eran individuales, sino para dos, ir al cine… Me costó un tiempo darme cuenta de que el hecho de que me dieran en la oficina dos invitaciones para acudir a una fiesta de inauguración no significaba automáticamente que tenía que ir acompañada de mi pareja, sino que podía llevar a un amigo o a quien me apeteciera…’
Y es que, por mucho que sepamos que es mucho mejor estar solo que mal acompañado, la sociedad se empeña en tomarnos de dos en dos, y lo hace a través de la televisión, de las agencias de viajes o hasta de Hacienda. Por eso al nuevo soltero le puede costar creer en un principio que su nueva situación pueda ser igual de envidiable, aunque el tiempo le hará cambiar de opinión…

Volver a la actividad social

Honestamente: los solteros y las solteras son envidiados por el resto de la población. Se les presupone libertad de movimientos, de decisión, capacidad de diversión sin dependencias, gente que puede irse de cañas al salir del trabajo hasta a la hora que les plazca y dedicar el domingo entero a leer, sin concesiones si no las desean. Eligen cuándo estar acompañados y por quién. Y todo eso les confiere un estatus. Sin embargo, lo que no debe olvidar ningún divorciado es que hay una gran diferencia entre ser soltero a los 20 años y volver a serlo una vez cumplidos los 40: el tiempo de ocio no necesariamente se dedica a la misma actividad que entonces -bares, bares y bares-, ligar por la noche tiene sus lugares y sus trucos, las formas de acercarse a un potencial nuevo compañero pueden ser complicadas si hace mil años que no se ponen en práctica las dotes de seducción…
Y es que una de las cosas que habitualmente comparte la mayoría de los recién divorciados es que necesitan nuevas relaciones -de amistad, afectivas o las que sean- y tardan varios meses en adaptarse a su nueva situación. Pero una vez superado el bloqueo inicial, retomar la actividad social y sentimental no cuesta tanto como en un principio puede suponerse, según cuentan quienes han pasado por ello.
La clave está en no encerrarse en casa, aunque al principio para algunos pueda resultar duro e incluso forzado. Al cabo de poco tiempo, la ‘autodisciplina’ de salir, respirar y comunicarse será una fuente de satisfacciones.

¿Nos lo tomamos igual hombres y mujeres?


Pues como casi siempre, no. Y, de nuevo como casi siempre, por motivos culturales. Por regla general, mientras ellos intentan ponerse al día en cuestión de vida social con toda la rapidez posible, ellas prefieren tomárselo con más calma y antes de iniciar nuevas relaciones prefieren invertir más tiempo en mejorar su vida profesional o viajar.
El primer pensamiento que pasa por la cabeza de muchos de los hombres recién divorciados es que ahora van a poder recuperar lo que llaman el ‘tiempo perdido’, y el principal objetivo de sus nuevas vidas es conocer a gente volviendo a salir por las noches. Una especie de segunda juventud que, si no se es consciente de que va a tener algunas diferencias con la ya vivida 20 años atrás, puede resultar un auténtico desastre para la autoestima. Sin embargo, detrás de esas ganas de volver a sentirse joven lo que hay en muchos casos no es más que prisa por volver a encontrar pareja. Y esa ‘urgencia de sustitución’ no siempre resulta como esperaban.

Adaptarse a la novedad


La principal recomendación para los recién divorciados, según los psicólogos, es enfrentarse a la nueva vida con naturalidad y, sobre todo, con mucha tranquilidad. Ni es buena idea negarse a tener compañeros ni parece beneficioso buscarlos a toda costa, como en todo, encontrar el equilibrio y no temer estar a solas con uno mismo de vez en cuando. Disfrutar de la nueva situación con las ventajas del nuevo estado: darse caprichos, mimarse, hacer lo que a uno le apetece sin considerar a nadie más que a uno mismo. Nada está prohibido para los que vuelven al mercado, que bastante tendrán con ponerse al día en materia de seducción en poco tiempo…
http://www.revistaimpar.com/contenidos/ver-reportaje.asp?index=130

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~ por Azul MC en julio 21, 2007.

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